El alcoholismo era considerado un síntoma de estrés social o psicológico pero ahora se lo define como una enfermedad compleja, que se desarrolla a lo largo de los años.
Es una enfermedad crónica que se caracteriza por la ingestión excesiva de alcohol etílico que se produce por diversos factores fisiológicos, emocionales, genéticos y psicológicos.
Se caracteriza por una dependencia por la combinación de diversos factores fisiológicos, psicológicos y genéticos. Tiene una dependencia emocional y a veces orgánica del alcohol, y produce un daño cerebral progresivo y finalmente la muerte.
Los primeros síntomas, muy sutiles, incluyen:
*La preocupación por la disponibilidad de alcohol, lo que influye en la elección de las amistades.
*Modifica constantemente el estado de ánimo.
*Altera en la alimentación.
Al principio el alcohólico puede aparentar una alta tolerancia al alcohol, consumiendo más y mostrando menos efectos nocivos que la población normal. Más adelante, sin embargo, el alcohol empieza a cobrar cada vez mayor importancia, en las relaciones personales, el trabajo, la reputación, e incluso la salud física.
El paciente pierde el control sobre el alcohol y es incapaz de evitarlo o moderar su consumo. Puede llegar a producirse dependencia orgánica (física), lo cual obliga a beber continuamente para evitar el síndrome de abstinencia.
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